El viaje de mi vida - Parte 2

No era fácil cubrir todas esas responsabilidades. Ni tampoco lidiar con ese caos interior en el que estuve por mucho tiempo. Se trataba de ser una excelente madre, una profesional competitiva,  una mujer capaz de superarlo todo para demostrar que podía escalar sola la cima del éxito personal y profesional. Y al mismo tiempo, debía esconder bajo el tapete todas las frustraciones, las heridas enquistadas, los sinsabores y el agotamiento que flotaba en la superficie cada vez que me sentía desfallecer. Con el paso de los años, un vacío interior fue creciendo muy adentro y el peso agobiante de los temas no resueltos, se hizo cada vez más evidente. A pesar de lograr ciertas metas, seguir adelante desconectada de mí, empezaba a ser insostenible. Sabía que por más que me esforzara no iba a lograr colmar todas las expectativas y demandas que ese mundo de competencia exigía. El entusiasmo por lo que estaba haciendo en el Ministerio iba descendiendo y en lo personal, continuaba enredada repitiendo los patrones que una y otra vez me llevaban al mismo desenlace: la autoexigencia, la insuficiencia y la sensación íntima de infelicidad. 

Mi paso por algunos grupos espirituales, el apoyo de un par de terapeutas  y los libros de autoayuda, me dieron claves importantes, pero necesitaba  algo más. Una tarde de sábado, en medio de una nueva frustración, consideré que había llegado el momento de dar un giro en mi vida. Recordé que cuando niña yo quería ayudar  a otros, aliviar sus pesares. Así que cerré los ojos, invoqué a mi ángel guía e  imaginé una hoja de vida en la que fui escribiendo mi nombre completo y el cargo de sanadora. A continuación se la entregué a mi ángel,  con la emoción de aquella niña que fuí y que no duda de sus peticiones.

 A las pocas semanas, empezaron a llegar ofertas con formaciones específicas que correspondían a lo que siempre había anhelado. Me formé en reiki, sanación bioenergética,. constelaciones familiares y otras disciplinas que a lo largo de siete años, me dieron las bases necesarias para materializar mi sueño. Pero, lo más importante, fue que me permitieron encontrar y subsanar los orígenes de mis dolencias emocionales. Fueron años intensos de gran ajetreo y movimiento interior, empeñada en aprender con excelentes maestros y aprovechar muchas horas de terapia individual. 

Entonces, un nuevo horizonte comenzó a emerger frente a mí . Abrí mi consultorio, seguí vinculada laboralmente con el Ministerio, continúe adelantando otras  formaciones y atendía mi familia, en el poco tiempo que por aquel entonces me quedaba.

Al cabo de dos años logré consolidar mis servicios terapéuticos y llegó el momento ineludible de otra decisión: renunciar definitivamente al Ministerio de Cultura, luego de veinte años de labor. Hacer frente a la incertidumbre y los miedos, impulsada por la convicción de mi corazón, fue esencial para determinar que era el momento de cerrar esa parte de mi vida para emprender otra aventura. Me lancé al vacío y aunque el aterrizaje no fue del todo perfecto, hubo grandes aprendizajes  en torno a mi nueva realidad financiera y vital..Lo importante es que superé con buenos resultados aquel desafío, gracias a esa consciencia superior que había despertado en mí para señalarme las soluciones acertadas. Desde entonces,han seguido aparecido muchas sincronicidades así como motivos de satisfacción plena, con los cuales confirmó, sin lugar a dudas, que he elegido el camino correcto, el de mi alma.

Con Amor,

Amory

P.D. Si te interesa aprender algo nuevo y valioso para tu propio crecimiento interior o quizás, tienes la intensión de apoyar a los demás, entonces sigue el impulso de tu corazón y conquista tu propósito. 

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