Cómo sortear los conflictos en una pareja

Todas las parejas estables se enfrentan a dos tipos de conflictos: los de difícil solución o estructurales y los eventuales o de más fácil manejo. Los primeros, afectan contundentemente la estabilidad o permanencia de la pareja y requieren, en la mayoría de los casos, de un acompañamiento terapéutico adecuado para su resolución.

Los eventuales ocurren generalmente por malentendidos que, ante circunstancias y temas específicos, originan peleas y distanciamientos emocionales con reacciones impulsivas de defensa y ataque, por parte de cada quien, sin que dependan de un problema subyacente profundo.

Por tanto, estos conflictos se suelen vivir con menor dolor e intensidad que los primeros. Sin embargo, es importante aprender a gestionarlos para no caer en un escenario de enfrentamientos constantes, que desgastan lentamente la relación y pueden dar origen a una problemática estructural importante.

Puntos claves para salir de los conflictos eventuales.

Para ayudar a superar de la mejor manera estas situaciones, cuidando al mismo tiempo de la relación, es esencial tener en claro lo siguiente y establecer acuerdos al respecto:

1. Cuidar ante todo la relación, comprometiéndose a no ofender con palabras y/o acciones irrespetuosas la dignidad de cada quien.
2. Abstenerse de castigar intencionalmente al otro, a través de actitudes que sabemos, van a herirlo, generándole desasosiego o angustia. Por ello, es necesario que previamente, cada cual sepa y le comunique al otro, qué necesita en los momentos de vulnerabilidad o enojo. Por ejemplo: que no le hablen por un rato mientras se calma, que pueda salir a caminar en soledad, que se pueda encerrar en una habitación sin que eso sea tomado como un ataque o abandono; determinar la conducta que podrían adoptar si la discusión se presenta frente a otras personas, etc.  
3. Cuando se produce el conflicto y la discusión escala en intensidad, respirar profundo y calmarse en la medida de lo posible, entendiendo que el motivo del conflicto no se va a resolver de esa forma, ni en ese preciso momento, porque no se están escuchando realmente, sino que están tratando de imponer su razón o su voluntad. Por tanto, insistir en imponer un punto de vista, es correr el riesgo de lastimarse mutuamente y caer en situaciones que podrían lamentarse aún más.
4. Darse a sí mismo y al otro, el tiempo y el espacio suficiente para salir del enfado, cuidando así del respeto y el amor que sostienen la relación.
5. Cuando logren recuperar la calma y con la claridad y apertura suficiente para escucharse auténticamente, entablar el diálogo sobre lo sucedido. Para ello, es fundamental escuchar con distancia el planteamiento ajeno, intentando entender las razones y perspectivas del otro, sin invalidar su sentir.
6. Suavizar el planteamiento del punto de vista propio, apelando a un tono de voz cercano, respetuoso y amable, en el momento de sacar a relucir los motivos de la  disputa. Es importante describir lo que sucedió sin evaluar, acusar, ni juzgar al otro, expresándose con la mayor claridad, hablando en primera persona y también escuchando con empatía las reacciones del otro.
7. Aprender a ofrecer y recibir disculpas sinceras o desagravios de acciones hirientes, asumiendo las propias responsabilidades en lo ocurrido, haciendo consciencia de las propias actitudes y proponerse un cambio auténtico en aquello que requiera transformación.
8. Para salir del ciclo de la negatividad es imprescindible renunciar a los juegos de manipulación, tranquilizándote a sí mismo y a la pareja.
9. En ocasiones, estos debates se vuelven abrumadores y generan cansancio, tensión y fatiga. Es preciso, en esos momentos, tomarse unos minutos para relajarse y retomar la conversación cuando estén preparados.
10. Y, por último, salir de la fase del estancamiento. Es decir, pelear siempre por los mismos asuntos y acabar heridos o frustrados por las mismas situaciones, puede reflejar un estancamiento en la pareja. Esto ocurre cuando hay ciertos sueños o necesidades particulares (trascendentales o triviales), que no se están cumpliendo o respetando. En este caso, es necesario tomarse el tiempo suficiente para reflexionar sobre el tema en cuestión, indagar cómo y por qué les afecta e intentar generar una conversación constructiva.
11. Es fundamental tener presente que una relación de pareja sólida, favorece ante todo una convivencia cálida. No se trata de estar en total sintonía todo el tiempo, ni de ser iguales o pretender que no ocurran peleas o discusiones; eso sería imposible e inconveniente para la relación. El propósito es crear objetivos comunes, compartir sinceramente y cultivar adecuadamente el amor, para construir una relación lo más feliz y plena posible.

Con amor, 

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